por DPArquitectura 2 de diciembre, 2021
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Cada vez es más conocido por los proyectistas que el diseño de un sistema de presurización no depende exactamente de la volumetría del espacio a presurizar, sino que lo importante es identificar los “resquicios” o aberturas que se hallan entre dicho espacio a presurizar y los espacios colindantes. Miguel García Mateo, Ingeniero de control de humos y HVAC y responsable de proyectos en Sodeca, explica cómo este era un mito que era necesario romper (y no el único). 

Es necesario hacer pedagogía de la importancia de tener en cuenta todos y cada uno de los criterios para realizar el cálculo adecuadamente según la norma, y por lo tanto que los edificios ganen en seguridad en caso de incendio.

A través de los “resquicios” o aberturas se producen fugas de aire desde el espacio presurizado al resto del edificio (recordemos que el aire siempre se mueve desde las zonas con presión alta -espacio presurizado- hacia las zonas con presión baja -resto del edificio-). Estas fugas de aire deben ser compensadas por el sistema de presurización mediante la impulsión de aire exterior para mantener el nivel de presurización requerido.

Por tanto, para el dimensionado del sistema de presurización es clave conocer todas las fugas que pueda haber desde la escalera hacia los espacios colindantes, por ejemplo, a través de puertas y de paredes, y tenerlos en cuenta en todos y cada uno de los criterios a calcular en función de la clase aplicada.

Otro mito que romper es que el caudal de aire necesario, según el criterio deflujo de aire a través de la puerta abierta de la planta de incendio, se calcula únicamente realizando la multiplicación de la velocidad requerida de aire por la superficie de la puerta abierta, esto es incorrecto. ¿Por qué? Porque al quedar la escalera a una presión “residual” superior a la de los espacios colindantes se producen fugas de aire hacia el resto del edificio, y que, si estas fugas no se contemplan en el cálculo del caudal necesario, dicho caudal será insuficiente para alcanzar la velocidad mínima requerida de paso de aire por puerta abierta.

También existen casos en que se pasa por alto o no se realiza correctamente el cálculo del criterio de sobrepresión a 10 Pa con la puerta de salida final abierta, no teniendo en cuenta la gran fuga de aire a través de ésta. De esta forma, no sólo no se cumple con la norma, sino que se reduce la seguridad del edificio. Desconfíe de un cálculo para una Clase C o D con un caudal similar al de una Clase A.

Por suerte, en la actualidad, existen herramientas en distintos programas que nos ayudan a realizar proyectos según la norma y que nos facilitan el cálculo: el QuickFan de Sodeca fue el primer programa de cálculo de sobrepresión a nivel nacional y tiene en cuenta los aspectos imprescindibles para calcular el caudal de presurización necesario para las clases A, B, C y D, de forma intuitiva y teniendo en cuenta cada una de las hipótesis que requiere la norma (véase UNE EN 12101-6). Además, también se puede seleccionar el equipo de presurización requerido al instante tras realizar el cálculo. El programa QuickFan de Sodeca es fácilmente descargable desde la página web.

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