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El SATE consolida su papel en la rehabilitación energética, pero también como sistema versátil para colores, texturas y acabados que amplían las posibilidades de diseño de fachada.
El Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior, SATE, se asocia habitualmente a sus prestaciones técnicas: eficiencia energética, control de puentes térmicos y mejora del comportamiento térmico del edificio. Sin embargo, su aplicación trasciende lo exclusivamente funcional. El sistema se ha convertido en una herramienta de diseño, capaz de aportar valor arquitectónico en obra nueva y rehabilitación, tanto en España como en otros países europeos, según afirman desde ANFAPA.
El crecimiento del SATE se ha visto impulsado por la necesidad de mejorar la eficiencia energética del parque edificatorio. Paralelamente, los equipos de arquitectura han encontrado en este sistema un recurso adaptable a múltiples estilos, desde propuestas contemporáneas hasta intervenciones en entornos protegidos.
Frente a la idea de un revestimiento uniforme, el SATE permite trabajar con una amplia paleta cromática, múltiples texturas y diferentes tipologías de acabado, lo que facilita dotar de identidad propia a cada fachada.
Los acabados continuos permiten obtener texturas de granulometría fina, rugosa o con apariencia pétrea, manteniendo una envolvente homogénea. Además, la disponibilidad prácticamente ilimitada de color ofrece al proyectista la posibilidad de definir fachadas limpias, sobrias o más expresivas, según el criterio compositivo.
El SATE admite también la aplicación de sistemas discontinuos, ampliando la integración en distintos entornos:
Esta compatibilidad con materiales diversos permite enriquecer el diseño sin comprometer las prestaciones térmicas del sistema.
En centros históricos y edificios catalogados, los acabados ornamentales permiten reproducir molduras, cornisas o recercados propios de los siglos XIX y XX. Esta opción facilita intervenciones respetuosas con la imagen original del inmueble, integrando al mismo tiempo las exigencias energéticas actuales.
La combinación de colores, texturas, relieves y materiales convierte la fachada en un ámbito de trabajo flexible para el proyectista. El SATE se posiciona así como un sistema que aúna eficiencia, sostenibilidad y capacidad expresiva, y que resulta especialmente relevante en un contexto en el que la rehabilitación energética y la mejora del espacio urbano avanzan de forma conjunta.