Empresas Premium
Los trabajos de adecuación durante los meses estivales son clave para mejorar la habitabilidad, seguridad y eficiencia energética de los centros educativos.
Aunque el curso escolar concluye oficialmente en junio, para numerosos colegios en España el verano marca el inicio de un periodo crítico: el de la rehabilitación y adecuación de instalaciones. Este breve intervalo de semanas se ha convertido en la única ventana operativa real para adaptar los centros escolares a un clima cada vez más extremo, en un contexto de creciente urgencia climática.
Durante los meses estivales, muchos centros acogen actividades como campamentos o escuelas infantiles, pero en paralelo, deficiencias térmicas y de ventilación continúan afectando a numerosas aulas. La falta de protección solar en ventanas, cubiertas sin aislamiento o la ausencia de ventilación cruzada expone tanto a alumnos como a personal docente a condiciones térmicas adversas.
La buena noticia es que existen soluciones técnicas contrastadas. La dificultad reside en los ajustados plazos de ejecución y la necesidad de una planificación rigurosa y anticipada.
“Si un colegio quiere acometer una reforma durante el verano, debe haber empezado a planificarla varios meses antes. Octubre es el momento ideal para iniciar el proceso”, señala el arquitecto Enrique Romero Payá, director de AECOestudio, firma especializada en arquitectura educativa y sostenible.
Romero destaca que todo proyecto debe partir de un programa de necesidades ajustado al contexto del centro, cumpliendo con la normativa vigente, especialmente lo establecido en el Decreto 132/2010, que regula aspectos como accesibilidad, seguridad contra incendios y confort térmico. “Aunque a menudo se plantea una actuación puntual, como abrir una nueva aula, es necesario revisar el conjunto del edificio para garantizar el cumplimiento normativo”, afirma.
El proceso administrativo y técnico puede extenderse durante varios meses, desde la redacción del proyecto hasta la obtención de licencias y la contratación de obras. “El periodo de intervención real es muy limitado: si el centro cierra el 24 de junio, se dispone de entre 35 y 40 días hábiles. No hay margen para la improvisación: todo debe estar previsto de antemano, desde los permisos hasta la disponibilidad de materiales y equipos”, advierte Romero.
AECOestudio subraya que esta necesidad no afecta únicamente a la red pública. “Cada vez son más los centros concertados y privados que entienden que estas reformas son una inversión directa en bienestar y calidad educativa”, apunta Romero. “No se trata solo de cumplir la normativa, sino de ofrecer espacios saludables y adecuados a las condiciones climáticas actuales”.
El colegio público de Gilet, en la Comunidad Valenciana, diseñado por AECOestudio, ejemplifica cómo la arquitectura bioclimática puede responder eficazmente a los desafíos actuales. Su diseño incorpora ventilación cruzada, patios sombreados, materiales sostenibles y estrategias pasivas de climatización, todo ello con una lógica de eficiencia desde la fase de proyecto.
“Lo que no podemos hacer es seguir construyendo como si estuviéramos en los años 90. El clima ha cambiado y nuestros colegios deben responder a esa realidad”, concluye Romero.
|