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El estudio COR Architecture + Design firma la ampliación de la Escuela Infantil Santiago Apóstol en Albatera, Alicante, una intervención que supera el marco funcional para convertirse en "una reflexión arquitectónica sobre la infancia, el aprendizaje y el espacio compartido", según explican desde el estudio.
Frente a la construcción original -una nave sencilla con cubierta a dos aguas- el nuevo volumen propone una geometría clara y contundente que dialoga con la preexistencia sin renunciar a una identidad propia. El gesto más potente del proyecto es el porche, una “concha interior rosa” que se abre al exterior y transforma el acceso en un escenario acogedor, cálido y simbólico. Este espacio de transición, revestido íntegramente con cerámica de WOW Design, se convierte en el corazón del colegio: un lugar donde suceden cosas, se juega, se aprende y se representa.
La cerámica actúa aquí como envolvente emocional. Las piezas de pequeño formato de WOW Design, de la Colección Stripes, permiten construir un universo cromático y táctil que define la experiencia espacial. El contraste entre la fachada sobria, revestida en tonos blancos, y el interior cerámico anaranjado del porche crea un efecto de sorpresa y calidez, envolviendo al niño en un espacio a su escala, sugerente y estimulante.
Como explica el equipo de COR: “Este proyecto intenta atender al cambio de paradigma educativo, donde el alumno construye su camino de aprendizaje acompañado por el docente. Por eso proponemos espacios conectados, calmados, menos ruidosos, cálidos y adaptados a su escala”.
La cerámica de WOW Design se convierte en un recurso expresivo y funcional. En el porche y los zócalos interiores, las piezas cerámicas definen la atmósfera y dan respuesta a las exigencias del uso escolar: resistencia, facilidad de limpieza, durabilidad y, sobre todo, calidad sensorial. En este sentido, el proyecto demuestra cómo la cerámica de lenguaje matérico puede contribuir a mejorar los entornos de aprendizaje desde lo físico y lo emocional.
Además, el uso del color rojo terracota, aporta un vínculo con la tierra y el paisaje mediterráneo, mientras que los blancos de equilibran la propuesta con una atmósfera limpia y luminosa. La elección de acabados, texturas y tonos ha sido cuidadosamente seleccionada para potenciar la relación entre arquitectura, naturaleza y emociones infantiles.
El nuevo edificio no solo amplía la escuela: plantea un nuevo modo de entender el espacio educativo. Los exteriores ya no son lugares de paso, sino escenarios pedagógicos; las aulas se expanden hacia fuera, y el aprendizaje se descentraliza. Desde una pequeña escalera graderío a un suelo continuo que invita al juego libre, todo está diseñado para estimular la autonomía, la creatividad y la convivencia.
En palabras del equipo: “Intentamos generar entornos donde los niños puedan desarrollar su pensamiento crítico, autonomía y valores democráticos. Porque la arquitectura, también, educa”.