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La expansión de los edificios de consumo casi nulo en España está impulsando la adopción de cubiertas Cool Roof, también denominadas cubiertas frías, por su capacidad para reducir la demanda energética asociada a la climatización, especialmente durante los meses cálidos.
A diferencia de las cubiertas tradicionales, las soluciones Cool Roof reflejan una proporción significativa de la radiación solar, lo que limita la transferencia de calor al interior del edificio. Este comportamiento térmico se logra mediante el uso de productos impermeabilizantes blancos, caracterizados por un alto Índice de Reflectancia Solar, SRI, y una notable resistencia a los rayos ultravioleta, UV.
Según la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización, Aifi, este tipo de superficies puede reducir el uso del aire acondicionado entre un 11% y un 27% en momentos de máxima demanda, gracias a la menor ganancia solar directa.
Desde una perspectiva urbana, las cubiertas Cool Roof también contribuyen a mitigar el efecto “isla de calor”, al disminuir la temperatura superficial en entornos densamente construidos. Este efecto ayuda a reducir emisiones de CO₂ y a mejorar la calidad del aire en zonas metropolitanas.
Su implantación es especialmente frecuente en centros comerciales, almacenes refrigerados y edificios públicos de nueva planta o rehabilitados, aunque desde Aifim se recomienda su uso en cualquier inmueble dotado de sistemas de aire acondicionado.
En cuanto al diseño y mantenimiento, Aifim subraya la importancia de conservar la superficie blanca y limpia durante el mayor tiempo posible, para asegurar el rendimiento térmico óptimo. También destaca que, salvo condicionantes técnicos o paisajísticos, su uso es aconsejable por parte de arquitectos y técnicos en proyectos de edificación.
En el marco de la edificación sostenible certificada, Leed, Breeam o Gbce, es habitual la combinación de cubiertas Cool Roof con otras tipologías funcionales como las verdes, azules, solares o D-Tox. Esta integración permite optimizar el impacto ambiental del edificio y cumplir con los requisitos locales en materia de sostenibilidad, como el fomento de la energía renovable, la biodiversidad, la gestión del agua o la descontaminación del aire.