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La transición energética hacia una Europa climáticamente neutra en 2050 requiere transformar el parque edificado en un actor activo dentro del sistema energético. La combinación de eficiencia energética y la electrificación del consumo posiciona a los edificios como elementos estratégicos para reducir la demanda, estabilizar la red eléctrica y avanzar hacia un modelo de construcción más sostenible y resiliente.
La hoja de ruta hacia la neutralidad climática en Europa en 2050 se apoya en dos líneas estratégicas: la reducción de la demanda energética y el aumento de la electrificación del consumo. En este contexto, los edificios, responsables de una proporción significativa del consumo energético, adquieren un papel central dentro de los sistemas energéticos del futuro.
La mejora de la eficiencia energética es esencial, especialmente en el parque edificado existente. La renovación de edificios mediante sistemas como el aislamiento térmico por el exterior, Sate, combinada con sistemas de calefacción eficientes y gestión energética inteligente, permite reducir significativamente el consumo y las emisiones asociadas.
La sustitución progresiva de combustibles fósiles por electricidad procedente de fuentes renovables exige una adopción generalizada de tecnologías como las bombas de calor, los vehículos eléctricos y sus respectivas infraestructuras de recarga, además del despliegue de redes inteligentes y soluciones de almacenamiento energético.
La transformación energética requiere una visión integradora que contemple no solo las soluciones tecnológicas, sino también la infraestructura, la regulación y la dinámica del mercado energético. Uno de los principales retos será gestionar los picos de demanda eléctrica, especialmente en invierno, provocados por la calefacción y la recarga de vehículos.
En este escenario, los edificios mal aislados suponen una carga adicional para la red eléctrica. La ausencia de Sate incrementa el consumo energético en calefacción, amplificando los picos de demanda.
Para mitigar estos efectos, se contemplan varias medidas complementarias:
Más allá del confort térmico, los sistemas Sate contribuyen activamente a la gestión energética del edificio, con múltiples beneficios:
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