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La rehabilitación térmica e impermeabilización de edificios residenciales se ha convertido en una prioridad dentro del sector de la construcción en España. La combinación de ahorro energético, mejora del confort interior, reducción de patologías y cumplimiento normativo ha impulsado a arquitectos, ingenieros y técnicos a apostar por soluciones integrales que aborden ambos aspectos de forma coordinada.
Más que una intervención aislada, hablamos de un proceso técnico que exige diagnóstico preciso, planificación rigurosa y una gestión eficiente del suministro y de los materiales.
A continuación, exploramos las estrategias más efectivas para diseñar y ejecutar un proyecto de rehabilitación energética integral que unifique aislamiento térmico e impermeabilización en un mismo planteamiento coherente y rentable.
Toda rehabilitación comienza con un análisis exhaustivo del comportamiento energético del edificio y del estado constructivo de sus elementos expuestos. Un diagnóstico preciso permite priorizar intervenciones y evitar costes adicionales por soluciones mal planteadas.
Entre los aspectos más relevantes del diagnóstico destacan:
Este análisis debe estar alineado con los requisitos de la normativa CTE, que establece las exigencias mínimas de eficiencia energética y seguridad frente a la humedad. Para proyectos de rehabilitación, el Código Técnico permite flexibilidad, pero exige justificar cada decisión mediante cálculos, ensayos o documentación técnica. Una buena planificación comienza aquí.
Históricamente, el aislamiento se ha tratado por un lado y la impermeabilización por otro. Sin embargo, los avances en materiales y sistemas constructivos han demostrado que la mayor eficiencia y durabilidad se logra cuando estas dos especialidades se coordinan desde el diseño.
Las bases de un proyecto integrado exitoso incluyen:
La compatibilidad química y mecánica entre capas es esencial. Existen soluciones que integran aislamiento e impermeabilización en un mismo sistema, pero en proyectos complejos puede ser necesario combinarlos.
En cualquiera de los casos, el objetivo es evitar discontinuidades, garantizar la continuidad de la envolvente y reducir el riesgo de filtraciones o de condensaciones internas.
Según el tipo de intervención (fachada, cubierta o interior), el orden de las capas puede variar. En cubiertas invertidas, por ejemplo, la impermeabilización se coloca debajo del aislamiento, mientras que en cubiertas tradicionales sucede lo contrario.
Esta decisión debe basarse en las condiciones del edificio, el clima, la carga estructural y el mantenimiento previsto.
Los puntos singulares (cornisas, petos, juntas, anclajes, ventanas…) son los que determinan la eficiencia real del sistema. Una rehabilitación bien ejecutada minimiza las infiltraciones y aísla de forma homogénea toda la envolvente para asegurar un rendimiento constante a largo plazo.
La permeabilidad al vapor de cada capa debe estar calculada para evitar condensaciones intersticiales. Una solución de aislamiento térmico para edificios que no considere este punto puede generar problemas de moho o deterioro prematuro de los materiales.
La calidad de los materiales para aislamiento e impermeabilización marca la diferencia en la vida útil del sistema y en el rendimiento energético del edificio. Por eso es esencial elegir productos certificados, con fichas técnicas claras y con disponibilidad garantizada durante toda la obra.
Los materiales más utilizados en aislamiento térmico:
Cada uno ofrece distintos niveles de conductividad térmica, reacción al fuego y comportamiento acústico. La elección no puede ser genérica: debe responder al diagnóstico, al presupuesto, al tipo de edificio y a la solución constructiva final.
Soluciones de impermeabilización según la tipología de cubierta o fachada:
La impermeabilización de cubiertas, tanto planas como inclinadas, sigue siendo una de las áreas más críticas de la rehabilitación. Entre las soluciones más aplicadas se encuentran:
Lo más importante es que estos materiales trabajen en conjunto con el sistema de aislamiento elegido para asegurar continuidad, resistencia y estanqueidad.
Una rehabilitación térmica e impermeabilización integral implica una coordinación precisa entre equipo técnico, proveedores y obra. La optimización logística es clave para evitar retrasos, sobrecostes o roturas de stock.
Fases recomendadas para una planificación eficiente:
En rehabilitaciones donde los plazos son críticos, edificios ocupados, comunidades de propietarios, intervenciones por fases, trabajar con un proveedor que centralice materiales y logística resulta una ventaja clara.
Plataformas como Leroy Merlin ofrecen soluciones profesionales, asesoramiento, variedad de sistemas constructivos y disponibilidad en sus puntos de venta, lo que facilita la continuidad de la obra sin interrupciones. Esta centralización reduce tiempos muertos y mejora el control presupuestario.
De nada sirve una excelente planificación si la ejecución no sigue criterios estrictos. Una intervención de este tipo debe ser realizada por equipos especializados y con experiencia en sistemas integrados.
Los aspectos más relevantes durante la ejecución son:
Una ejecución rigurosa no solo garantiza la durabilidad del sistema, sino que reduce incidencias futuras y evita reparaciones que podrían comprometer el rendimiento térmico y la inversión realizada.
Integrar en un mismo proyecto la rehabilitación térmica e impermeabilización genera beneficios claros y medibles:
Todos estos beneficios se multiplican cuando el proyecto se plantea desde una visión global y se ejecuta con materiales de calidad, instalados por profesionales y con una gestión del suministro que garantice continuidad y eficiencia.
La rehabilitación térmica e impermeabilización de edificios residenciales es una oportunidad para mejorar el rendimiento energético, la seguridad frente a la humedad y la vida útil del inmueble.
Pero para que el resultado sea realmente eficiente, es imprescindible realizar un diagnóstico riguroso, coordinar ambas especialidades en un único proyecto y seleccionar materiales certificados y compatibles.
Si estás planificando una rehabilitación energética integral, considera trabajar con un proveedor que centralice el suministro, asesore técnicamente y facilite la ejecución para garantizar resultados eficientes y duraderos.