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Las ciudades inteligentes están revolucionando la forma en que las personas viven y se desplazan, ofreciendo mayor eficiencia y sostenibilidad. Sin embargo, su interconexión también las convierte en un objetivo vulnerable para los ciberataques. Proteger la infraestructura digital y garantizar la privacidad de los datos son claves para el futuro seguro de estas urbes.
En un mundo cada vez más interconectado, las ciudades inteligentes están redefiniendo la manera en que vivimos, trabajamos y nos desplazamos. Su desarrollo representa un avance significativo en eficiencia y sostenibilidad, pero también plantea retos importantes en términos de ciberseguridad. Daan Huybregts, director global de innovación en Zscaler, Inc.; Nasdaq: ZS, empresa especializada en seguridad en la nube, advierte sobre los riesgos y estrategias clave para proteger la infraestructura crítica de estas ciudades.
Según Huybregts, muchos dispositivos IoT y OT utilizados en entornos urbanos carecen de medidas de seguridad integradas, lo que los convierte en puntos de entrada para ciberataques. Uno de los principales riesgos es la falta de segmentación en las redes, lo que facilita que los atacantes accedan a áreas sensibles de la infraestructura urbana. Para mitigar estas amenazas, es crucial implementar una segmentación granular y adoptar una arquitectura de zero trust que minimice el impacto en caso de una brecha de seguridad.
La seguridad debe ser un pilar en el diseño de ciudades inteligentes y no una solución añadida posteriormente. Huybregts destaca la necesidad de equilibrar la automatización urbana con la protección frente a ciberataques. La visibilidad y el control de redes son esenciales para prevenir vulnerabilidades y garantizar la resiliencia de la infraestructura digital.
Además, la privacidad de los datos de los ciudadanos debe ser una prioridad. Para ello, es fundamental establecer mecanismos de anonimización en la recopilación de información utilizada en planificación urbana y movilidad. Proteger estos datos es clave para fomentar la confianza y la seguridad en los servicios digitales de las ciudades inteligentes.
Los ataques de ransomware están en aumento y representan un riesgo significativo para los entornos urbanos interconectados. Según Huybregts, a finales de 2023 existían 18.000 millones de dispositivos conectados en todo el mundo, de los cuales 4.000 millones estaban vinculados a ciudades inteligentes. Además, los ataques de malware dirigidos a sistemas IoT y OT han aumentado un 400% anual.
Una vez dentro de la red, los atacantes pueden desplazarse lateralmente, comprometiendo servicios esenciales y aumentando el impacto del ataque. Este riesgo no solo afecta a ciudades, sino también a sectores estratégicos como la manufactura y la sanidad. Con un mercado global estimado en 72.000 millones de dólares, la ciberseguridad en ciudades inteligentes debe reforzarse para garantizar la continuidad y la protección de los servicios públicos.